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EQUIPO Y UTENSILIOS DE
 MONTAÑA

El éxito de toda actividad de montaña, depende muchas veces del tipo de equipo con que se cuenta, sin embargo para nuestros antecesores, ésto no dificultó la conquista de las altas cumbres nacionales e internacionales.

En fotografías antiguas, queda evidencia de lo precario que eran los equipos con que se contaba para la práctica del montañismo en Costa Rica, tiendas de acampar sumamente pesadas, hechas de lona, mochilas sin armazones, abrigos y ropa inadecuada, equipo para cocinar y alumbrarse pesados e incómodos.

La mayoría de los primeros montañistas, pernoctaban sin abrigos apropiados y sin tendas de campaña, portaban los utensílios en sacos de gangoche, que se usaban para transportar productos agrícolas, como café y verduras, hoy hechos de materiales sintéticos; muchos de aquellas personas los amarraban con un mecate de cáñamo y hacían una especie de faja para transportarlos más cómodamente en sus espaldas.

Generalmente los utensilios de cocina, como jarros y ollas, eran las que usaban en sus casas para el uso diario en sus hogares, fabricadas en hierro pesado. Las cocinas por lo general eran tres o cuatro piedras que servían como apoyo para colocar las ollas tiznadas de hollín bajo una hoguera de leña seca.

Los que introducen equipo de montaña, como pantalones más cómodos, ciertos utensilios de cocina y algún otro equipo como cantimploras y tiendas para acampar de lona, es el gobierno que aprovisiona al ejercito y la policía de la época.

Algunos montañistas con contactos entre esas personas, lograron que les facilitaran o vendieran cantimploras, tortugas para comer que consistían en dos recipientes superpuestos que servían de sartén y de plato con un mango articulado, que reducía el espacio y fabricadas en aluminio liviano, venían acompañados de un juego de cuchara, tenedor y cubierto que se sujetaban entre ellos y cabían dentro del recipiente. Algunos de ellos negociaban las famosas guerreras, que eran abrigos livianos con muchos bolsillos y fácil de secar, así como pantalones y botas del ejército y con mucha suerte, conseguían alguna persona que les prestara un salveque de lona gruesa.

Del equipamiento de escalada ni se diga, relata el montañista Yehudi Monestel Arce, que junto con Rafael Vargas Alvarez y otro compañero,  cuando intentaron escalar la pared del Bastión Suscheneguer, en el Cerro conocido como Pico Blanco en Escazú , lo hicieron con una cuerda de cabuya y dos calzas de madera, según cuenta, uno de ellos tomó una fotografía de la odisea que fue publicado en un diario que llegó a manos de la Federación de Montaña de España.

 

Se asustaron tanto los montañistas españoles de ver como se practicaba la escalada en nuestro país,  que ofrecieron ayuda firmando un acuerdo entre Costa Rica y España para su capacitación y proveerles equipo. El propio presidente de la federación Don Félix Méndez conocido como Tío Feliz, viajó a Costa Rica a brindar instrucción con equipo apropiado que dejó en Costa Rica, e incluso en alguna de sus visitas vendío a los montañistas costarricenses.

Cuando se dió la oportunidad de enviar una delegación costarricense del Club de Montañeros de Costa Rica, a los volcanes nevados de México, los participantes  con la ayuda de un señor de apellido Lorenzo, que tenia un taller de metal mecánica que llevaba su nombre en San José, construyeron sus propios crámpones para la nieve (foto adjunta).

Con los años y el fogueo en el exterior de aquellos entusiastas lograron poco a poco, abastecerse de equipo más adecuado y liviano para sus giras en las montañas nacionales. En una ocasión el Instituto Costarricense de Turísmo realizó una donación de escalerillas al Club de Montañeros de Costa Rica, para la práctica de la espeleología, en los cerros de Barra Honda, hoy Parque Nacional Barra Honda.

Por Franklin Acosta Peña

Galería de equipo de montaña y escalada

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